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sábado, 7 de enero de 2012

En los malos momentos, hay que aprender a ser fuertes.

Después de haber aguantado tanto, llega esa sensación entre el dolor y el odio. En ese momento estás a punto de reventar. Tienes ganas de llorar y al mismo tiempo de gritar con fuerzas. Luego, llena de rabia, aprietas fuertemente los dientes e intentas controlarte. Aunque ya no puedes más, piensas para ti, venga, respira profundamente y relájate, sólo intenta hundirte. Pero...¿sabes? A mi NADIE me hunde, con tantas caídas y tantos golpes, he aprendido a levantarme.

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