Entonces pierdes el control. Te sientes tan total y absolutamente cegada por un odio irracional hacia todo el mundo y especialmente hacia ti misma que una llama se enciende en tu interior, y quema, joder si quema, quema como nunca antes habías sentido, notas como si la voz quedase atrapada en la garganta y te ahogase lentamente.
Y la rabia se sigue acumulando, sientes como se aceleran la respiración y los latidos y de repente...¡BUM! algo dentro de ti estalla. Rompes a llorar y ya sea por impotencia o por miedo, caes rendida en el suelo.
Después del drama te levantas, respiras profundo, te secas las lágrimas, sueltas un quejoso suspiro y vuelves a pintar esa puta sonrisa en la cara.
Las sonrisas que llegan a los ojos son las mejores... no olvides decirle a tu día que irá bien!
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