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domingo, 1 de septiembre de 2013

Un agosto cualquiera.

Después de casi un mes viviendo envuelta en la misma rutina he sido incapaz de no fijarme en todo lo que ocurre a mi alrededor día tras día.
Todo empieza un lunes a las nueve y media de la mañana. Como siempre allí está aquel varón de mediana edad, vestido correctamente con un traje, un hombre de negocios quizás, que como todos los días se dispone a sacar su coche del garaje.
Andando un poco más me encuentro con aquel camión y con un par de chavales con cara de cansados que descargan la mercancía en una frutería. Y como siempre, uno de ellos tímidamente me regala una sonrisa.
Más adelante, en el suelo, sentado como buenamente puede, un joven toca un violín que emite una melodía ciertamente triste a cambio de unas monedas.
Sigo caminando y a mi izquierda puedo ver lo que antes era una casa, ahora casi derruida por completo, y un montón de pájaros que revolotean sobre ella.
Al final de la calle a la derecha en el portal número veinte está aquel hombre, con cara de haber pasado una mala noche. O una mala vida, quién sabe.
Descansando en un banco, una mujer y su hija pequeña ríen de manera agradable consiguiendo sacar una sonrisa a varios transeúntes que pasan por su lado.
Sigo avanzando, en la parada del bus, un chico con una mochila a sus espaldas mira con entusiasmo su móvil, como si no existiese nada más, parece casi tan perdido como yo.
Otro hombre baja velozmente de su casa, saca un cigarro y lo enciende. Parece ser feliz.
Son ya las diez de la mañana y todas las tiendas abren sus puertas. Primero una joyería, luego una tienda de teléfonos, una carnicería y finalmente una librería.
Ya he llegado a mi destino. Me paro a pensar y me doy cuenta de que no me he cruzado con nadie conocido. Siempre son los mismos desconocidos. Supongo que ahora son unos 'desconocidos conocidos'. Es más que probable que pasados unos días este mes que ha pasado tan fugazmente quede enterrado en mi memoria y que con ello me olvide también de esta extraña rutina que me ha acompañado durante este verano que como siempre, ha sido peor de lo que esperaba.

1 comentario:

  1. ¡Hola! :)
    Es increíble la de cosas que pasamos por alto cada día. No nos fijamos en todos aquellos que de forma inconsciente se convierten en parte de nuestra rutina como dices son algo así como "desconocidos conocidos". Me siento muy identificada con la última frase siempre esperamos que el verano sea el mejor de nuestras vidas, pero acaba siendo simplemente uno más -tal vez para olvidar-.
    Besos,
    Pensamientos de Adolescencia

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